El barroco nace en Italia, en Roma, impulsado por los Papas, con el objetivo de manifestar la veracidad, validez y grandeza de la Iglesia y de sus tesis a través de las creaciones artísticas, sin embargo su difusión por Europa hace que el movimiento se diversifique y podamos diferenciar tres modelos de barroco según el área geográfica donde se desarrolle:
- El Barroco de la Contrarreforma: Extendido por los dominios de los Hagsburgo, Italia y España, cuyas temáticas coinciden con la finalidad de comunicar exaltadamente los postulados del Concilio de Trento.
- El Barroco del Absolutismo: Desarrollado en Francia y a partir de la entrada de los Borbones en España, de carácter más clásico, con una finalidad de actuar como argumento convincente del poder real.
- El Barroco protestante: Desarrollado en los Países Bajos y Holanda, dirigido a una clientela de carácter burgués, con una predilección por los temas costumbristas, naturalezas muertas, interiores y paisajes.
Con todo, básicamente podemos dividirlo en dos ámbitos: en uno predomina el espíritu del raciocinio y la abstracción, la sobriedad propia del ámbito dominado por protestantismo y en el otro, en el ámbito dominado por la Iglesia de Trento, se despliegan la imaginación, la sensualidad, el dinamismo y la riqueza.
El Barroco se inicia en Roma, alrededor de los Papas como grandes mecenas. La Arquitectura prevalece sobre cualquier otra manifestación artística, y escultura y pintura colaboran en el efecto plástico del conjunto.
Frente a la belleza, armonía y equilibrio que se buscaba en el Renacimiento, en el siglo XVII quieren asombrar con la grandiosidad y el lujo, y expresar dinamismo y apasionamiento. Es una arquitectura llena de contrastes, ya sean cromáticos (se utilizan distintos materiales: ladrillo, piedra, mármol, bronce,…) o lumínicos (alternando zonas oscuras con otras fuertemente iluminadas). Pero sobre todo predomina el interés por el movimiento, en plantas, alzados, o en los propios elementos aislados (columnas, estípites, frontones, etc.).
Las plantas típicas del Barroco pierden ahora sus formas tradicionales del Renacimiento (cuadradas y circulares) y se hacen más complejas. Aunque se imite el modelo jesuítico, aparecen plantas de muy diversas formas: ovales, elípticas, mixtilíneas, etc.
Las formas abandonan las líneas rectas y superficies planas por las ondulantes. Los muros se quiebran y ondulan, se rompen frontones y entablamentos y se describen curvas, espirales, etc. Es el momento del apogeo de lo curvo, de los constantes entrantes y salientes en las fachadas. Incluso las columnas ondulan su fuste (columna salomónica). Las reglas que seguía la arquitectura en el Renacimiento, desaparecen.
En la fachada se mantiene la división en plantas, pero la parte central se suele organizar verticalmente marcando el espacio central-vertical sobre el horizontal. Ese espacio, definido claramente a la vista, concentra la ornamentación principal del edificio. En las fachadas, por el gusto por el movimiento, los muros dejan de ser rectilíneos y de cruzarse en ángulos rectos, se ondulan. Son fachadas donde se muestra el dinamismo, el movimiento, los contrastes lumínicos (entrantes y salientes) y cromáticos, etc.
La luz es muy importante para el arquitecto barroco. Los materiales serán importantes para conseguir los efectos lumínicos apetecidos por el artista. La luz se concentrará en unas zonas, mientras otras se dejarán oscuras.
Las construcciones principales del Barroco serán las religiosas (templos, iglesias, etc.). También destacan los palacios y el urbanismo.